Muchas veces el iniciado pregunta: ¿Cuándo interviene la fuerza? ¿Cuándo y cómo sabré que la fuerza ha de intervenir? O también: ¿Cuál es el mejor momento? La respuesta depende de la experiencia y del grado de conocimiento alcanzado por el guerrero espiritual en el día a día de sus combates, pero la fuerza interviene, por lo general, cuando se trata de resistir enérgicamente o cuando se ha de superar los obstáculos del Adversario, o sea, en el momento en que se entra en contacto con el Adversario. Entonces todo el cuerpo se pone rígido, como monolítico, pero a la vez dúctil como el hierro fundido y fluido como el agua. Esto permite gozar de las ventajas de una contracción breve e instantánea. La regla de oro a seguir en los combates del espíritu con el Adversario es energía máxima, concentración de fuerza y efecto de acción-reacción.

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