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Las psicofonías han hecho mucho daño al estudio y la investigación rigurosas de las materializaciones espirituales. Forman parte de esa mistificación de la técnica que siempre se ha de evitar. La verdad es que sólo una mezcla de ingenuidad e intuiciones básicas equivocadas, totalmente alejadas de los métodos de penetración en el otro lado, y también dosis considerables de charlatanería, pueden explicar el recurso a la tecnología para entrar en contacto con el universo del espíritu, más allá del coma terrestre. Añadiremos, que puestos a recurrir a la tecnología, quizá habría que actualizar los dispositivos, la cinta magnética está claro que es muy primitiva comparada con las tomografías, las resonancias, la ultrafiltración tangencial o la separación inmunomagnética. Siguiendo esta línea errónea, el acelerador de partículas debería representar la culminación y la revelación definitivas, que dejan en ridículo a cualquier psicofonista equipado con su aparato de grabación. Concluiré diciendo que no hay ningún argumento que justifique que un dispositivo artificial es mejor que los òrganos sensoriales y ultrasensoriales para captar lo invisible que impregna una casa, un terreno o un espacio cualquiera. El alma es el mejor equipamiento.

Del mismo modo, debemos decir que los rituales de invocación son otro de los errores para hacer que aparezca lo inaparente, muy ingenuo, o muy falaz, se ha de ser para creer que un ritual, a lo sumo pueril en su contenido y ridículo en su forma, puede motivar a un habitante del espíritu, o a una entidad, para que aparezca. Sea como sea, ningún iniciado puede ni debe creer que las formas sustanciales sean tan esperpénticas y carentes de juicio como para seguir este juego. El espectáculo no forma parte de la espiritualidad.

También se ha de recordar y advertir que el grupo es contraproducente, jamás se ha dado ninguna experiencia verdadera, ninguna aparición, ante un grupo. Quien diga lo contrario es un falsario. Tanto el grupo como el ritual impiden que lo paranormal o lo sobrenatural se revelen y sean experimentados. Por ejemplo, el conocido punto frío de las casas impregnadas es una experiencia que requiere necesariamente de la soledad y el aislamiento, de una meditación profunda que nos lleve directos al punto desde el cual se absorbe la energía. El grupo perturba la comunicación y la formación de las formas a partir de la energía reinante. Es una experiencia personal. El esoterismo sólo puede ser personal. Todo el resto es exotérico y está  profanado por el conocimiento común. Otro tanto diré del espíritu de los difuntos. Ni las velas ni las plegarias conjuntas sirven para su visualización ultrasensorial.

Si alguien quiere reencontrarse con algún ser querido, con alguien que ha muerto recientemente, existe un método mucho más eficaz. En primer lugar, pasear por el espacio en que habitaba esa persona hasta localizar algún punto concreto que creamos está ligado a esa persona de una forma esencial. Lo notaremos. No hay que preocuparse. Ahí está. Es posible sentirlo. Es su espacio. Recordad, sobre todo, no hay que hablar ni decir nada. Saldremos de ese cuarto, si es un cuarto. Esperaremos que anochezca. Dejaremos la luz encendida de esa habitación. Apagaremos todas las otras. Abriremos las ventanas y descorreremos las cortinas si las hubiera. Saldremos fuera, a la calle o al jardín. Entonces, miraremos la habitación iluminada desde el exterior pensando en la persona que ya no está. Sólo debemos mirar en esa dirección y sólo debemos mirar eso. Nada más. Sólo mirar la luz…

Que cada uno saque sus propias conclusiones y vea lo que es capaz de ver.